Entre el cuidado institucional y la adopción

En nuestra tarea diaria, muchas veces nos encontramos frente a la pregunta: ¿Por qué los chicos y chicas que viven en el sistema alternativo de cuidados no son adoptados? Erróneamente algunos medios incluso los llaman: “lo no adoptados”. Para echar luz sobre esta distinción importante, debemos tener en claro que:

1- Que un niño, niña y adolescente que viva separado de su familia no significa que esté en condiciones de ser adoptado. En la mayoría de los casos, cuenta con familia que transitoriamente no puede cuidarlo por algun motivo.  Esta situación suele revertirse y el primer motivo de egreso de  los Hogares es  la revinculación familiar. En muchos casos, el retorno no es con el mismo miembro de la familia del cual fue separado/a ,pero sí a partir de la relación con tíos, abuelos, hermanos que pueden finalmente hacerse cargo del cuidado de esa persona

2-Puede ser también, que un adolescente no se encuentre en situación de adoptabilidad porque manifiesta no desear esa opción para su vida.

3-Es posible también que alguien quiera y pueda ser adoptado y no existan familias dispuestas a hacerlo.

En cualquier caso la diferencia entre una situación y la otra esta mediada por la decisión de un juez que debe expedirse en tal sentido, es decir, que un niño, niña o adolescente viva en un Hogar de protección no es motivo suficiente para que sea adoptado. La cuestión no es casual, puesto que no puede quedar en manos de los directores de Hogares, ni de los organismos administrativos tampoco.

Además, el niño, niña o adolescente siempre debe ser consultado y prestar su consentimiento de un modo u otro para que se inicie un proceso de adopción.

Así la mayoría de los jóvenes que egresan de Hogares y  que están por cumplir los 18 años puede que no hayan estado nunca en situación de adoptabilidad, mientras que un porcentaje menor que sí lo estaba, no ha conseguido una familia adoptiva con la cual vincularse.


Foto: Alejandro Kirchuk