La vida después del hogar – El Grito del Sur
Por Ludmila Ferrer
En la Ciudad de Buenos Aires hay 800 niños y adolescentes que viven en hogares para quienes no tienen cuidados parentales. Pero, ¿qué pasa cuando los jóvenes cumplen la mayoría de edad?
En diciembre de 2017 llegó el día que T. temía: su cumpleaños de 18, el día que se convertía en una adulta a los ojos de la ley y el día de su egreso del hogar para niños y jóvenes sin cuidados parentales al que había llegado dos años antes. “Siempre intento no estar triste, planificar muchas cosas y hacerlas. Y así fue mi cumple -recordó T.-. Cuando cumplí 18 me puse muy triste, dije ‘ya está, el hogar no tiene más responsabilidad sobre mí’. Me daba miedo la posibilidad de tener que volver a la casa de mi familia, no me sentía preparada ni con herramientas. Fue muy difícil”.
Hasta el año pasado, en la Ciudad de Buenos Aires había alrededor de 800 niños institucionalizados, según contó a El Grito del Sur Z., una persona que trabajaba en Gobierno porteño que pidió permanecer anónima. “Todos los chicos entran por una medida de protección (en general, debido a una situación de violencia o abuso en el hogar). Pueden ser revinculados con sus familias o se decreta el estado de adoptabilidad de ese niño o grupo de hermanos. Todo depende de la individualidad de cada caso”, señaló Z..
Los niños separados de sus familias por las medidas de protección son alojados en los hogares propios del Gobierno o en uno de los más de 40 hogares conveniados. Estas son instituciones manejadas por organizaciones de la sociedad civil, pero que reciben del Gobierno una beca por niño para cubrir las necesidades de cada uno de ellos. Asimismo, el Gobierno porteño se encarga de supervisar las condiciones de los niños y de las instituciones donde se encuentran.
“Después la Ciudad tiene un sistema de acogimiento familiar. Son familias que se encuentran supervisadas por la Dirección de Niñez y Adolescencia y que reciben niños en sus primeros años. Este sistema se usa mucho afuera porque garantiza el derecho de la Convención (sobre los Derechos del Niño) que establece que los niños vivan en un ámbito familiar -explicó Z.-. Es importante que se entienda que esto es algo transitorio hasta que se resuelva si ese niño vuelve con su familia o se declara su adoptabilidad”.
Sin embargo, cuando los niños que están en los dispositivos superan los 8 años de edad, sus chances de ser adoptados es reducida. De acuerdo con un informe publicado en 2018 por la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia (SENNAF) y UNICEF, el 30 por ciento de los niños en situación de adoptabilidad tiene entre 0 y 5 años y el 70 por ciento tiene entre 6 y 17 años.
“Para estos pibes, cumplir 18 es un problema porque tienen que egresar de los dispositivos de cuidados con todos los problemas que tiene cualquier adolescente de por sí, sumado a que tienen una situación de vulnerabilidad”, afirmó Andrés Segade, politólogo y responsable del área de Incidencia de Doncel, una ONG que acompaña a adolescentes y a jóvenes sin cuidados parentales en su transición de la vida adulta cuando salen de los hogares. “Los pibes estuvieron contenidos en los dispositivos, pero a la hora de egresar no tienen un acompañamiento emocional o para planificar un egreso, saber dónde vas a vivir, con quién o cómo conseguir laburo”, agregó.
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